sábado, noviembre 01, 2008

Lección 10

Los Diez
Mandamientos

Parte 6



“Si es que no le das muerte al pecado, tendrás pecado hasta la muerte. No hay alternativa. Si tú no mueres al pecado, morirás por el pecado. Si no matas el pecado, el pecado te matará a ti.”
Charles Spurgeon

Comentario: Todos nosotros podemos estar de acuerdo en que el homicidio es un pecado muy serio. La mayoría de nosotros pensamos que estamos a salvo de este Mandamiento. Pero desde el punto de vista de Dios, tú y yo no somos tan inocentes. Esta es una lección aclaradora.



Preguntas y Objeciones

“Si el aborto no fuera legal, tendríamos todas esas pobres muchachas escondiéndose para ir a esos carniceros en callejones escondidos. Por lo menos de esta forma ellas tendrán consejería.”

Tienes razón. Piensa en todos esos pobres homicidas quienes están restringidos a estar escondiéndose y a matar en secreto. ¡Debemos legalizar el homicidio también! Entonces pueden matar en un ambiente bonito, limpio y seguro. Serán protegidos de ser salpicados de sangre que puede contener enfermedades, y podemos ofrecerles consejería para que ellos no tengan trauma de post-homicidio de las decisiones que han tomado.


En esta lección veremos el Sexto Mandamiento, y qué es lo que quiere decir a la luz de la revelación del Nuevo Testamento: “No Matarás.” (Éxodos 20:13).

En la luz opaca de su ignorancia, el mundo mira al Sexto Mandamiento y se proclama “no culpable.” Sin embargo, Dios requiere verdad en lo íntimo (Salmos 51:6). En otras palabras, Él ve la vida de pensamientos – la intención, la motivación interna de cada ser humano. Si la ley civil puede probar que estás planeando asesinar al Presidente, puedes ser procesado y severamente castigado. La ley, sin embargo, está limitada en su búsqueda de evidencia – no puede ver lo que el hombre piensa. No es así con el ojo de nuestro Creador que todo lo ve. Su Ley examina el corazón, y Él ve “malos pensamientos.” El sólo hecho de pensar odio es transgredir el Sexto Mandamiento.

Jesús dijo, “Ustedes han oído que se dijo a sus antepasados: ‘No mates, y todo el que mate quedará sujeto al juicio del tribunal.’ Pero yo les digo que todo el que se enoje con su hermano, quedará sujeto al juicio del tribunal” (Mateo 5:21-22). La Biblia añade que si es que odiamos a alguien, somos homicidas (1 Juan 3:15). Hay muchos que les gustaría matar, pero se refrenan por temor del castigo. Dios les cuenta como culpables de homicidio.

Aún si es que no tenemos pensamientos de matar físicamente a alguien que odiamos, hay otro sentido en el cual deseamos su muerte. Juan 8:44 dice del diablo que “él fue un homicida desde el principio.” Mientras que el diablo no iba alrededor matando a hombres y mujeres, al tentar a Adán y Eva él sí trajo la muerte espiritual para toda la humanidad por el pecado (ver Romanos 5:12). Si odiamos a alguien, el último pensamiento en nuestra mente sería (sustituí la palabra De por EL) el compartir el evangelio con ellos por nuestra preocupación por su salvación. En ese sentido, nosotros también nos volvemos homicidas, deseando la muerte eterna de la persona, al no darles palabras de vida.

Algunos estados tienen leyes que declaran a una persona culpable sólo por estar presente y no impedir un crimen. En la misma manera, Dios nos declara culpable de homicidio si sólo nos paramos y no hacemos nada para impedir la muerte eterna de alguien. Su sangre está en nuestras manos (ver Ezequiel 3:18).

Sesenta personas son asesinadas todos los días en los Estados Unidos (estadísticas del FBI revelan que un promedio de unos 20,000 homicidios por año). Los Homicidios se han vuelto tan comunes que casi no merecen mención en los noticieros.

Hace algún tiempo atrás, Thomas Lyndon Jr. De Rocky Point, Long Island, confesó el homicidio de una mujer durante un asalto. El admitió que (quité la palabra EL) sostuvo la punta de una navaja de casería de cuatro pulgadas a la garganta de ella, y después “la metió un poco mas profundo” después de que ella despertó y comenzó a luchar. Él dijo que después que Lea Greene paro de moverse, “yo conté su palpitaciones por curiosidad de ver cuánto tiempo tomaría para morir…yo sabía exactamente lo que estaba haciendo…sabía que era contra la ley…me sentí poderoso – invencible, o algo, ¿tú sabes?” Qué verdaderas son las palabras de Charles Spurgeon, el Príncipe de los Predicadores: “Mira a la naturaleza humana caída. Whitefield sabía decir que era mitad bestia y mitad diablo. Yo pregunto que si los dos, la bestia y el diablo, no son difamados cuando son comparados con el hombre cuando éste es dejado a su propia cuenta.”

En nuestro día el aborto es una ocurrencia común. Muchas personas tratan de convencerse a ellos mismos que el niño aún no nacido no es nada más que “un montón de tejido.” Haciéndolo aceptable para ser destruido. Pero a los 21 días de gestación, el corazón del niño late, y a los 40 días las ondas del cerebro pueden ser medidas. Si por nuestro criterio médico la vida termina cuando no hay palpitaciones del corazón o actividad en el cerebro, entonces seguramente podemos decir que por su presencia la vida ha comenzado. La Biblia dice claramente que tomar la vida de alguien aún no nacido es homicidio: “porque no me mató en el vientre y mi madre hubiera sido mi sepulcro” (Jeremías 20:17), y Dios juró (quité la palabra DE) castigar aquellos que “abrieron a las mujeres…que estaban encinta” (Amos 1:13). Dios, el Creador de la vida, nos mandó a, “No derramar sangre inocente” (Jeremías 7:6).

Algunos igualan a la pena capital con homicidio, y citan la orden de Jesús de amar a nuestros enemigos (Mateo 5:44) como evidencia que Él apoyó la pena capital. Sin embargo, sólo porque tenemos amor por un enemigo no nos da el derecho de dejarle escapar la justicia por homicidio. La Biblia dice: “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios se resiste, y los que resisten acarrean condenación para sí mismos…Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo” (Romanos 13:1-4).

La Biblia dice que todo aquel que deliberadamente toma una vida debe perder su propia vida: “Cualquiera que diere muerte a alguno, por dicho de testigos morirá el homicida; mas un sólo testigo no hará fe contra una persona para que muera. Y no tomareis precio por la vida del homicida, porque está condenado a muerte, indefectiblemente morirá” (Números 35:30-31). Génesis 9:6 dice: “El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.” Esto enseña el valor que Dios pone a la vida humana. La seriedad de un crimen está revelada por el castigo que es dado al criminal. Es interesante notar que cuando el bombardero de la Ciudad de Oklahoma Timothy McVeigh pidió la pena de muerte, 250 familiares de las víctimas que él mató pidieron ver su ejecución. Su deseo de ver la justicia hecha testifica del valor que ellos ponen al ser amado que perdieron. A pesar de reclamaciones al contrario, la pena capital sí desalienta el delito. La persona ejecutada no lo volverá a hacer otra vez.

Aún, hay lideres cristianos respetados que sus consciencias no les deja apoyar la pena capital, por la preocupación de que gente inocente puedan caerse por las grietas del sistema judicial. Por eso tanto esfuerzo extensivo es gastado para asegurarse de la culpa del acusado en un caso de pena capital. Sin embargo, a pesar de las imperfecciones de las leyes civiles, se nos dice que estemos sujetos a las autoridades gobernantes.

Fue Dios quien instigó la pena de muerte en el principio. El Juez del Universo pronuncio la sentencia de muerte (quité la palabra EN) a toda la humanidad cuando Él dijo, “El alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:20).



Preguntas

1. Por qué está la ley civil limitada en lo que tiene que ver con el procesamiento de un criminal?



2. La mayoría de la gente dirá que no es culpable de violar el Sexto Mandamiento. Cómo puedes explicar la perspectiva de Dios?



3. Por qué Dios considera el odio ser igual al homicidio?



4. Hay alguna persona que no te agrada al punto de no querer ver a esa persona en el cielo? Crees que Dios te considera un homicida por esto?



5. Piensas que Dios ve el aborto como homicidio? Por qué sí o por qué no?



6. La Biblia hace equivaler la pena capital con el homicidio? Por qué sí o por qué no?






Progreso del Predicador

Ben Gay: “Hey, Cristiano, soy homosexual, y la ciencia ha probado que he nacido así.”
Cristiano: “Verdad. Yo nací con tendencias homosexuales.”
Ben Gay: “¿Huh?”
Cristiano: “Yo también nací con tendencias a mentir, robar, cometer adulterio y fornicar. Se llama ‘pecado’ y está en todos nosotros.”
Ben Gay: “¿Entonces estás diciendo que yo voy a ir al infierno sólo porque soy homosexual?”
Cristiano: “Ni siquiera he mencionado el infierno. ¿Dónde piensas que irás cuando mueras?”
Ben Gay: “Al Cielo.”
Cristiano: “¿Por qué?”
Ben Gay: “Porque soy una buena persona.”
Cristiano: “¿Quieres hacer un examen pequeño para ver si lo eres?”
Ben Gay: “Okay.”
Cristiano: “¿Alguna vez has mentido? ¿Robado? ¿Usado el nombre de Dios en vano?” La Biblia nos dice que la Ley Moral fue hecha para los homosexuales (ver 1 Timoteo 1:8-10). Si tú usas la Ley cuando estás evangelizando, ni siquiera tendrás que mencionar su “tendencia sexual,” y por lo tanto, acusado de “odio.” La Ley enseñará al homosexual que está condenado a pesar de su preferencia sexual. Cuando él encuentre un lugar de arrepentimiento genuino y fe en Jesús, Dios le quitará su espíritu inmundo y le dará un corazón nuevo con nuevos deseos.



Palabras de Confort

En Lakewood,, California, un hombre quien envió cuatro pelotas de golf a un lago en el club de golf local decidió que él no era un jugador de golf dotado. Él estaba tan molesto con sus esfuerzos que tiró su bolsa de golf al lago y se fue a su carro. Los que estaban viendo pensaron que él cambió de idea cuando regresó al lago y se metió al agua. Él tomó la bolsa, buscó en los bolsillos hasta encontrar las llaves de su carro, volvió a su carro sin la bolsa, y se fue.



Ultimas Palabras

Edith Louisa Cavell (1865-1915), fue una enfermera británica martirizada por los alemanes por esconder a refugiados británicos. A punto de morir, ella dijo:

“Parada como estoy, en vista de Dios y la eternidad…me doy cuenta que el patriotismo no es suficiente. No debo tener odio o amargura hacia ninguna persona.”



Versículo para Memorizar

Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él.
1 Juan 3:15

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