sábado, agosto 30, 2008

2 Samuel 23: 5

La Chequera del Banco de la Fe

“No es así mi casa para con Dios; sin embargo, él ha hecho conmigo pacto perpetuo, ordenado en todas las cosas, y será guardado, aunque todavía no haga él florecer toda mi salvación y mi deseo.” 2 Samuel 23: 5.

Esta no es tanto una promesa sino un cúmulo de promesas: una caja de perlas. El pacto es el arca que contiene todas las cosas.

Estas son las últimas palabras de David, pero pueden ser mías hoy. Aquí encontramos un suspiro: las cosas no están conmigo y no son mías como yo lo desearía; hay pruebas, cuidados y pecados. Todo esto pone dura a la almohada.

Aquí encontramos un solaz: “Él ha hecho conmigo pacto perpetuo.” Jehová se ha comprometido conmigo, y ha sellado el pacto con la sangre de Jesús. Estoy ligado a mi Dios, y mi Dios a mí.

Esto hace prominente una seguridad, puesto que este pacto es eterno, bien ordenado y guardado. No hay nada que temer por el paso del tiempo, ni fallará por algún punto olvidado, o por la incertidumbre natural de las cosas. El pacto es un cimiento hecho de roca sobre el cual se construye para vida o para muerte.

David siente satisfacción: no necesita nada más para salvación o deleitación. Está liberado, y complacido. El pacto es todo lo que el hombre pueda desear.

Oh alma mía, vuélvete en este día a tu Señor Jesús, a Quien el grandioso Dios ha dado para que sea un pacto para el pueblo. Tómalo para que sea tu todo en todo

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