lunes, febrero 18, 2008

Regresamos!

DIOS les bendiga!

Que bendición fue el ayuno de la semana pasada. No es muy fácil ayunar pero se puede hacer. La carne tiene un tremendo deseo de ser alentada y hay que demostrarle que no solo se vive con pan (Mateo 4:4).

Había un júbilo tremendo en la iglesia el jueves, el último día del ayuno, y se sentía muy bien. El ESPÍRITU SANTO sin duda estaba en ese lugar y DIOS fue alabado y el templo fue, la razón del ayuno, fue purificado (No había problema. Simplemente el propósito era para mantener el templo limpio).

Me sentía un poco preocupado porque, aunque estaba contento, sabía que faltaba algo. Sabia que necesitaba y anhelaba algo mi espíritu pero gracias a DIOS al final del servicio sentí la presencia preciosa de EL. Mi ser, mi alma, deseaba ser alimentada con el maná del cielo y DIOS no desamparo. Amen! Sentí una paz y un gozo tremendo que fue, no me daba cuenta en ese momento, el empiezo de un trabajo en mi. Hablaremos de eso otro día.

En conclusión esa noche fue maravillosa. El pastor que señorea nuestra iglesia menciono que DIOS tiene control de nuestras vidas y que el enemigo no le gusta cuando su pueblo esta en armonía y en humildad. Que nos preparemos y estemos listos para los ataques del enemigo (1 Pedro 5:8). Que fue lo primero que pasa cuando llego a casa? Exactamente eso. No voy a entrar en detalles pero si puedo decir que su ataque no penetro. Gloria a DIOS! Es mas grande mi DIOS que cualquier otra cosa (1 Juan 4:4)!

1 comentario:

Unknown dijo...

timoteo 3:16
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redarguír, para corregir, para instruír en justicia.


Meditación

“Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce; pero vosotros lo conocéis, porque vive con vosotros y estará en vosotros. “ (Juan 14:16,17)

Jesús llama al Espíritu Santo “El Consolador” Es una cosa conocer al Espíritu Santo como nuestro Consolador. Pero también debemos saber como El nos consuela, para que podamos distinguir cual consuelo es de la carne y cual es del Espíritu.

Por ejemplo, considera al hermano o hermana en Cristo quien esta abrumado por la soledad. Esta persona ora por el consuelo del Espíritu Santo y espera que ese consuelo venga como un sentimiento. El lo imagina como un suspiro repentino del cielo, como un sedante espiritual a su alma. En su pensar, el consuelo viene como un dulce adormecer de la mente, trayendo unas pocas horas de alivio.

Pero a la mañana siguiente, el sentimiento de paz se ha ido. Como resultado, el comienza a creer que el Espíritu Santo ha negado su pedido. ¡No, nunca! El Espíritu Santo no nos consuela manipulando nuestros sentimientos. Su forma de consolar es bastamente diferente y es detallada claramente en la Escritura. No importa cual sea el problema, prueba o necesidad, su ministerio de consuelo es llevado a cabo al revelara la verdad: “… el Espíritu de verdad…” (Juan 14:16).

El hecho es, nuestro consuelo viene de lo que sabemos, no del que sentimos. Solo la verdad predomina los sentimientos. Y el ministerio consolador del Espíritu Santo comienza con esta verdad fundamental: Dios no esta enojado contigo. El te ama.

El enemigo puede entrar como una inundación sobre mí, llevándome bajo temor, culpa o estrés. Pero yo puedo invocar esta oración inmediatamente: “Espíritu Santo, minístrame ahora, enséñame, hazme recordar. Recuérdame las promesas de Jesús acerca de mi seguridad como hijo de Dios.”

El Espíritu entonces clama en mi, “Recuerda a Abba, tu Padre. Tu eres justificado, y tienes acceso a El. Ahora, clama de tu alma esta proclamación: “Yo soy hijo de Dios. ¡Ahora yo camino en el Espíritu de hijo!”

“Mas a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” (Juan 1:12). “Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios…” (Romanos 8:14).

¿Ves cuan importante es este papel del Espíritu? A veces yo me puedo sentir espiritualmente muerto. Puedo sentirme frío en mi corazón, sin vida, como si el fuego en mi es tan solo una chispa ahora, un llama parpadeante. Pero la realidad es, hay una fuerza de vida que siempre esta obrando en mí.